miércoles, 23 de septiembre de 2009

El despertar

Hace unos cuantos años, tres para ser más exactos, mi vida cambio. Absolutamente todo quedo "patas arriba", nunca mi vida había sido demasiado estable, lógica o racional, pero en ese instante menos aún. Nunca se debe decir que las cosas no pueden ir a peor, porque si pueden, al igual que pueden mejorar.

Me di cuenta de que todo cambia tan rápidamente, que a veces el cambio en sí mismo es imperceptible y tan sólo es perceptible el sentimiento. Me esperaba un nuevo camino, una nueva forma de vida, nuevas reglas, nuevas personas, nuevos lugares y nuevas situaciones a las que nunca había tenido que hacer frente, pero previo a todo ello tenía que conseguir recuperarme del golpe anterior y aún más importante: darme cuenta de que no todo había acabado y que aún tenía mucho camino por andar, muchas cosas que descubrir y conocer.

Esta tarea que podía parecer tan sencilla, no lo fue. Me llevo casi dos años darme cuenta y despertar de aquella ensoñación en la que había estado sumida hasta entonces. Comprendí que no todo era negro, y que había estado pasando por alto cientos e incluso miles de situaciones, de lugares y sentimientos, que merecían ser vistos, pensados, escuchados, imaginados o sentidos.

Me encerré en mi misma, creando un mundo o una realidad paralela. Toda mi vida giraba entorno a una mentira, una mentira que yo había ensalzado, idealizado y adorado. Una mentira que yo había intentado soterrar, esconder, camuflar e incluso ignorar. Como dicen "en ocasiones la ignorancia, da la felicidad". Pero nada de lo anterior funcionó, y no lo hizo porque yo no soy así, nunca me ha sido fácil olvidar... ni perdonar.

Todo aquello se fue acumulando en mi interior, creciendo a cada segundo a cada intento por olvidar, hasta el día en que desperté. No recuerdo por qué fue, ni cómo, ni exactamente cuando, sólo se que me sentí mejor, me sení más libre, aliviada quizá.

En un primer momento todo era extraño, tenía un brillo cegador, un toque desconocido, exactamente cómo cuando abres los ojos por la mañana con la luz del sol entrando entre las cortinas.Ya había decidido.

Decidí poner de mi parte, intentar, conseguir y avanzar. Decidí revelar mis percepciones, atender a mis instintos y ser fiel a mi misma. Aprendí a no culparme de aquello de lo que no soy culpable, aprendí que los buenos amigos siempre permanecen a tú lado y los demás desaparecen antes de que la oscuridad te envuelva, aprendí que la familia y los buenos amigos siempre están primero, aprendí a priorizar, a no estar ciega, a pensar en mi misma de vez en cuando y no solo en los demás y quizá lo más importante: que nada es lo que parece ser.

Me aporto una enseñanza, aprendí. De las caídas y de los golpes se aprende, o por lo menos lo haces si no quieres tropezar dos veces con la misma piedra y repetir la historia. Me pregunte y aún me pregunto por qué, ya que dos años después no tengo la respuesta a esa pregunta, sino simples suposiciones o conjeturas...

Esteé

No hay comentarios:

Publicar un comentario