domingo, 4 de octubre de 2009

Usos indebidos

Cansada de esperar, cansada de callar por no dañar, cansada por no tener suficiente aire para respirar. Es uno de esos momentos en que te sientes cansada de cada cosa que te rodea, de cada cosa que ves y este momento es provocado por uno anterior. Uno que te hace desencantarte de ciertas situaciones y de bellas historias que te susurran al oído con el fin de hacerte creer en ellas.
Son susurros que pretenden ser cantos de sirena, que te atraigan y dobleguen tu voluntad a su voluntad. Su voluntad que parece ser única, la única que desea, sufre, llora y siente. La única que padece y que se ve envuelta en problemas y en preguntas que no son de fácil respuesta.

Callas y lo haces por no herir, por no dar más en que pensar, ni más sentimientos negativos que produzcan malestar.

No soy persona que calle, sino persona que con sinceridad y sin intención de herir, dice lo que piensa y lo que siente. Sin embargo, cuando no lo puedo hacer siento la necesidad de hacerlo, por soltarlo y aliviar mi alma, ya que lo considero ocultar, y no me gusta hacerlo. Aunque se que en ocasiones,
es necesario omitir ciertas cosas, simplemente por no ser el momento.

Es un cumulo de situaciones, que parecen almacenarse en cada poro de tú piel y van dificultando tu necesidad de tomar aire y respirar. Se trata de absorver, absorven tú tiempo, tus sonrisas, tus ganas de reír, tus momentos, intentando robar de este modo tus pensamientos y tu manera de sentir. Pero no, ya no. Aprendí hace algún tiempo que nadie debe centrar su vida en torno a una única persona, sea quien sea esa persona. La razón: es que el despertar y la salida de ese mundo creado para la ocasión es amarga, ciega y desconcertante.

Es un uso indebido. Un uso indebido de todo tú tiempo, de tus risas y sonrisas, de tus pensamientos, de tus sentimientos, de tus palabras, de tus necesidades, lágrimas. De ti en toda tú extensión, es ser utilizado: ¿Para el momento?.

Hace unas pocas semanas tuve este sentimiento, esta sensación nada agradable, incómoda e innecesaria. Esta situación que me decepcionó profundamente y me enfadó. Sentimientos ambos que aún perduran y que brillan en mi mente como luces fluorescentes señalando: PRECAUCIÓN.
Es un uso indebido de mi confianza, de mi ayuda, de mis consejos, de mis ideas, de mi persona...

Me recuerda al dicho: "A veces de buena que eres pareces tonta". No creo demasiado en este dicho. No creo que una persona deba de ser considerada "tonta" por ser bondadosa, sino más bien que algunas personas tienden a aprovecharse de la bondad de otras con el objetivo principal de beneficiarse de las circunstancias. Yo a estas últimas no las considero bondadosas, sino aprovechadas y probablemente egoístas.

Como dije anteriormente tengo una teoría: el contar lo que duele, lo que hiere casi siempre será utilizado para dañarte más tarde y será visto como una debilidad por tú parte.

Quizás ahora desconfíe aún más de la gente de lo que ya lo hago, quizá me proteja más aún, quizá sea aún más fría de lo que ya dicen que soy, pero esa no es mi cara para los que nunca me fallaron y estuvieron a mi lado en todo momento.

Pensé en gritar, chillar, en simplemente no hablar, me enfade, me enfade mucho y aún lo estoy. Pero no lo hice y no lo voy a hacer, porque ni eso merece. Lo que hago es sonreír, reír.

Sin embargo no me arrepiento de haber obrado como lo he hecho, no me arrepiento de haber ayudado y tendido mi mano, por una simple y sencilla razón: Porque así lo sentí.


Esteé

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