lunes, 12 de octubre de 2009

El ayer en palabras:

Esto es algo que escribí hace ahora algo más de un año. Creo que la diferencia entre el hoy y el ayer es tangible:

Rompiendo con todo
Pienso y siento,
siento y muero,
porque cada pensamiento es tormento,
tormento cada sentimiento.
Sonrió cada día,
para hacer ver que no muero,
y cada sonrisa se convierte en disfraz,
un disfraz que cubre mis miedos.
Miedo al ver sueños que se alejan
e ilusiones que se rompen.
Por ello rompo con todo,
me alejo del miedo,
alejandome de los posibles;
rompo conmigo,
escondiendo lo que sufro
para no seguir haciendolo.
Rompo mis lágrimas,
pero también mis sonrisas,
con rostro impasible
y sereno sin serlo.

No pasa nada,
nunca pasa nada,
engaño externo,
pero también interno
y se convierte en frío hielo;
que ya no tiemblo ante el miedo,
ni río ante la gracia.
Solo observo.
Observo atenta lo bello,
pero también lo oscuro,
todo pasa ante mis ojos.
Ojos que observan con rabia
esperando por algo,
algo que nunca llega.
Y esperando me canso,
y aún cansada de soñar
sigo siendo libre para hacerlo.
Feliz en sueños,
y aspirando a serlo.

Duele la distancia,
que como afilados puñales
van clavandose en el alma.
Dolorosa espera,
tiempo interminable,
días eternos
y horas que no acaban.
Soñando respirar el mismo aire,
soñando compartir el mismo espacio,
soñando,
siempre soñando;
Incluso sueños se superponen.
Creyendo en el fúturo,
contruyendolo;
fúturo que quizá se desbanezca,
quizá efimero,
quizá inexistente.
Alma ensangrentada,
herida por el pasado,
doliente por el presente,
alma que muere y duele.
Rompo también con ella,
y rota ella,
muerta en vida yo.


Esteé

No hay comentarios:

Publicar un comentario