martes, 20 de septiembre de 2011

Yaya, mi yaya...

A la mejor abuela, yaya como ella siempre quiso que la llamásemos, la mujer más luchadora y fuerte, ejemplo de superación y fortaleza constante. Mujer que luchaba por sus derechos y por lo que quería con todas sus ansias hasta lograrlo, ante todo buena persona y con el corazón más grande que se pueda imaginar.

La abuela y madre más cariñosa y dedicada, siempre dispuesta a dar todo, siempre presente, siempre en todo. Su amor por su familia no tenía, ni tiene límites, siempre protectora de lo suyos, siempre pendiente de que todos estuviesen bien.

Yaya, mi yaya, no puede creer que ya no estés... Sigo pensando que regresaré a casa y te encontraré ahí, dispuesta a todo, con la misma energía que desprendías y que llenaba todo y a todos los que estaban a tú alrededor. Como me gustaría pedirte que regreses, que por favor regreses, porque las cosas sin ti no son iguales, porque no podemos escucharte, ni tocarte, ni decirte cuanto te queremos.
Tienes que saber allí dónde estés que tienes una familia que te ama y te adora con todas sus fuerzas y que daría todo lo que tiene por tenerte con ellos tan solo unos minutos más.

Mi yaya, la que tanto me quiere, la que tanto me cuidaba, la que siempre estaba... muchos de los recuerdos más felices de mi infancia son producto de tú hacer: los recados, los juegos, las risas con nuestras series favoritas, los chismorreos de telenovelas, tus "esta niña es una lumia" y "vaya carácter que tiene la niña". Me faltó decirte por última vez cuanto te necesitaba, lo que te quería y lo feliz que me hiciste. Me quedó con tu último comentario sobre mi que me llena de orgullo y felicidad: GRACIAS YAYA. No tengo palabras suficientes de agradecimiento por simplemente existir,por estar, por no desistir, por ser simplemente tú y enseñarme eso a mi. Por haberme dado la madre que tengo, que bien sabes es un regalo del cielo y un ángel que nunca podré agradecer lo suficiente.

Yaya, parte de quién soy, de lo que fui y de lo que seré, quién me enseñó que la palabra rendirse NO existe y que todo se puede hacer con esfuerzo y dedicación; abuela parte de mi corazón y de mi alma, inspiradora y motivadora, creadora de sueños e ilusiones, instauradora del equilibrio y la paz familiar...

Mi yaya, siempre estoy contigo y tú conmigo, siempre estas presente en mis acciones, que son en parte fruto de las enseñanzas de la familia que fundaste con gran acierto... No puedo decirte adios, no quiero hacerlo, no quiero....

Te quiero con el alma, y te extraño cada segundo que pasa con más y más intensidad.

Tú nieta que te adora y nunca, nunca te olvidará....

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