Es una realidad y un sentimiento que siempre llevo conmigo, que siempre me acompaña pues forma parte de mi, de quien soy y de quién fui.
Es parte de mi esencia, de mi ser, pues mi personalidad se forjo en sus calles y entre sus gentes, que son mis gentes.
Es mi rincón perfecto. El rincón perfecto, que no quedará simplemente en mi memoria como un recuerdo lejano y una visión borrosa, sino que estará siempre presente en mi con total nitidez, como la bella realidad que es. No dejaré que se pierda, pues siempre volveré a recorrer sus calles con la mirada, a caminarlas y a sentirlas.
Es el lugar de mis recuerdos. El lugar donde crecí, el lugar dónde di mis primeros pasos, dije mis primeras palabras, tuvieron lugar mis primeras historias y escribí mis primeros textos. Es el lugar dónde hice mis primeros amigos, el lugar dónde reí y llore por primera vez.
Un lugar mágico. Magia que me hace olvidar mis preocupaciones y mis pen
Cierro los ojos y percibo su aroma, su esencia a agua salada, a mar. Ese mar que baña cada una de las playas de mi rincón perfecto. Playas que he recorrido y recorreré una y otra vez en busca del olvido, de la paz y la tranquilidad que solo el sonido del romper de las olas puede proporcionarme. Escuchando este sonido sentada en sus arenas y en cada una de sus rocas, era capaz de pensar con claridad e intentaba apreciar aquellas pequeñas cosas invisibles a nuestros ojos, porque en ellas puede estar el comienzo o el matiz de una sonrisa.
Uno de los paisajes más hermosos, porque allí dónde alcance la vista todo es del color del mar y del verde de los prados.
Caminando cada uno de sus parajes y sus lugares me invadía una sensación de libertad. Cada rincón nuevo por descubrir es tan hermoso o más que el anterior.
Necesito recuperar esas sensaciones, esos sentimientos que me aportaba pisar mi paraíso personal. Porque sin recorrerlo, sin verlo, sin percibirlo o sentirlo me falta algo, me invade el agobio y me ahoga su anhelo.
Es la nostalgia hacia aquel lugar dónde nací, crecí y viví. Lo extraño. Me hace falta.
Allí también deje situaciones, familiares, amigos/as y a una de las personas que más necesito, que mejor me comprende, me escucha y me ayuda, mi mejor amiga, mi hermana...
Ese paraíso personal es Santander y ese mar que calmaba mis tempestades es el Cantábrico.
Esteé